Voluntariosos faltan

NOTA DEL EDITOR: Esta nota fue escrita directamente sin una planificación conciente y previa. Dicho esto, se da como explicado que lo que se puede leer aquí es el desarrollo de pensamiento del autor (o sea yo) en todo momento. Una construcción algo compleja de entender, porque el autor no lo sabe explicar, por supuesto.


Una gran partida de ajedrez

Desde el martes que vengo con ganas de escribir algo al respecto de la situación que está viviendo nuestra queridísima y vapuleada República Argentina. Lo cierto es que se me ocurrieron un montón de cosas para escribir al respecto, podríamos llenar páginas enteras de tecnicismos que no explicarían nada y sin embargo simularían estar diciendo muchísimo.

Por alguna razón me costaba arrancar a escribir, es más, escribí tan sólo un párrafo y me sigue costando seguir escribiendo. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué no tengo la misma voluntad para escribir sobre esto como para tantas otras cosas? ¿Qué sucede?

Aunque ustedes estén leyendo esto de corrido les aseguro que tardé algo más de 10 o 15 minutos en seguir escribiendo porque efectivamente me senté a pensar en estas preguntas. Hasta que comencé a pergeñar una respuesta que paso a desarrollar aquí. Escribir, y todo el que escriba asiduamente sabe que es cierto lo que digo, es una cuestión de voluntad. No es lo mismo tener que redactar una nota que hacer un móvil para una radio, escribir es un trabajo, requiere de muchísima voluntad.

Justo cuando intentaba buscar para mis adentros algo de voluntad para desandar algunas líneas en este blog me di cuenta que de eso se trata la situación que estamos viviendo hoy en día en nuestro país. VOLUNTAD, hoy, después de dos discursos presidenciales con el mismo nivel de soberbia pero con tonos distintos, se habla de diálogo. La tele en sus videographs titulan imperativamente: “Ahora, el diálogo”. Nada es al azar. Parece que desde la imposición de los sectores que ostentan el poder en la República Argentina ahora hay que sentarse a dialogar.

Cuidado con las interpretaciones. Cuando uno habla sobre los sectores de poder no está haciendo referencia solamente al poder político. Los sectores de poder son varios, poder social, político, económico, cultural, etc. Realmente cansa que nos vayan diciendo que es lo que debemos o no hacer, sobre todo cuando no hay voluntad. Para dialogar hay que tener la voluntad de hacerlo. La Real Academia Española define la palabra DIÁLOGO como “Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos”. Nadie puede sentarse a manifestar sus ideas o afectos sin desear hacerlo.

En Ciencia Política se ha intentado con mayor o menor éxito cuantificar el poder. El que, en mi humilde opinión, más aproximado está a lograrlo por completo es Karl Deustch en su libro “Los Nervios del Gobierno”. Allí dice que el poder es la posibilidad de hacer que el otro cambie la acción que venía desarrollando intentando cambiar lo menos posible la acción propia. Ejemplifica el concepto con una situación bastante simple. Imaginemos un barco que viene por el Río Paraná en una dirección y en dirección opuesta otro barco en la misma línea. Si ambos mantienen su trayectoria original la colisión sería inminente. El que más poder ostenta de los dos es aquel que no se ve obligado por el otro a modificar su trayectoria. O sea, aquel que pueda seguir su curso de navegación tiene cierto grado de poder sobre la otra embarcación que se vio obligada a cambiar su rumbo.

¿Qué barco es el gobierno? ¿Qué barco es el campo? O, más técnicamente, ¿quién tiene más poder? El campo que condicionó a Cristina Kirchner a cambiar el tono de su discurso (y algo de lo que dijo, no mucho) o la propia presidenta de la nación que con su discurso provocó que las cúpulas de los productores tengan que reunirse a debatir sobre las acciones a tomar. El poder en política es como un partido de ajedrez gigante. Uno hace una movida y después es el turno del otro jugador (o jugadora). Ahora como en el ajedrez suele pasar que uno de los jugadores hace una movida que para los ojos inexpertos de su contrincante no genera ningún tipo de daño aparente y sin embargo mucho tiempo después resulta ser la pieza clave en la ejecución del afamado “jaque mate”.

Si se me permite la analogía (modestia aparte, creo que es una buena comparación) esto sucedió con el conflicto agropecuario en nuestro país. Una movida por parte del sector más dinámico de la economía nacional no fue muy tenida en cuenta. Me permito suponer que no se tuvo en cuenta porque el ejecutivo nacional mira todo a través de los medios nacionales, que sugerentemente acalla con frecuencia y que por lo general irradian la situación aquí en Capital Federal y no lo que pase por allá por el mal llamado “INTERIOR” (ver entrada anterior). Claro que, como en el ajedrez, una sola movida no te lleva a ganar la partida. Resultó ser producto de varias movidas la ira carnal que mostró Cristina Fernández en su primer discurso, siendo la principal, justamente, una situación que se produjo ¿Dónde? En Capital Federal.

En esta partida de ajedrez se dirime el poder económico. El poder político quedó bastante afuera de todo esto. Pocos gobernadores pudieron ejercer algún tipo de oposición cuando la arbitrariedad de la medida es tal que ni siquiera es coparticipable. Por si quedan dudas de que no se discute aquí el poder político, aunque muchos hayan deseado que así sea, rememorando viejos fantasmas, podemos ver que la oposición prácticamente lo miró por televisión. Duhalde, Carrió, Macri, todos intentaron jugar alguna carta pero como es sabido, el ajedrez se juega de a dos.

La movida de Cristina Fernández fue defensiva, a pesar de que se haya intentado simular lo contrario. Convocar al diálogo después del discurso del martes es DEFENDERSE. Las irreverencias kircheristas provenientes desde el Salón Sur de la Casa Rosada no son nuevas. Néstor las usaba con frecuencia pero pocas tenían un desenlace tan trascendental. La historia quiso que sea, otra vez, una mujer la que esté envuelta en una situación como esta.

Ahora es el turno del campo de mover y, como en el ajedrez profesional, el tiempo corre. Habrá que ver si los productores agropecuarios buscan contra-atacar para finalizar con un jaque mate rápido la partida. O, lo que parece más conveniente para ellos, replegar y dejarlo en tablas.

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