Neoliberalismo... te guste o no, ¿ok?

Tengo un gran defecto. Me gusta mucho la colita de cuadril. La carne en general. Ojo, antes que nada aviso que esta no es una entrada en contra de los vegetarianos ni mucho menos, si sos ovolactovegetariano no te preocupes, no es en contra tuya. Cada uno hace lo que quiere y come lo que quiere, ¿no? No. Lo que puede.

Debo formar parte del pequeño grupo que a mi edad presta atención a lo que come. Últimamente mi dieta cambió rotundamente. Mi alimentación se basaba en la carne, era una vida linda y por sobre todas las cosas un estilo de vida muy sabroso. De repente una combinación de hechos fortuitos se sucedieron para que mi vida vaya cambiando de manera drástica. Trabajaba en una empresa norteamericana producto de la globalización que decidió prescindir de mis “servicios” y mi fuerza de trabajo en diciembre. A esto se sumaron cuestiones como diferencias entre la oferta y la demanda, altos precios internacionales, conflictos sociopolíticos entre el campo y el gobierno, etc.

Ya casi ni como carne. Hasta aquí no es importante. Es realmente poco relevante lo que yo coma o deje de comer. Está claro. Sin embargo, es interesante para lograr comprender la situación actual. Hoy los diarios argentinos hablaban de la tensa situación que se sucede entre los representantes del campo y la secretaría de comercio. El conflicto ronda por lugares y caminos complejos. El gobierno ve a la inflación como el gran fantasma que derroca gobiernos. El antecedente más directo es el gobierno de Raúl Alfonsin cuando la hiperinflación hacía que el remarcado de precios sea diario. Este fantasma asusta tanto que pone violenta a la gente. La mano dura del gobierno se apoya en el escritorio principal de la Secretaría de Comercio Interior y es portada por un hombre de bigote llamado Guillermo Moreno. Este, a través de estrategias legales, por ende democráticas pero no demasiado plurales, intenta regular los precios. Cancelar las exportaciones, aplicar la ley de abastecimiento parecen ser algunos de los mecanismos elegidos.


¿Por qué pasa esto? ¿Por qué suben los precios? Una pregunta espontánea que recibí hace no mucho tiempo. Me la preguntó un niño, quizá uno de los pocos que se anima a preguntárselo. Los adultos creen que preguntarse algo semejante sería humillante y por ende simulan entender, con poco éxito. No creo tener una idea demasiado clara sobre el tema pero pretendo aventurarme a desarrollar alguna idea, al fin y al cabo, para esto tengo un blog ¿no?

Supuestamente luego de la crisis vivida por la República Argentina en el 2001 poco a poco se salió del sistema neoliberal implantado en los 90 por Carlos Saúl I de Anillaco. Pongo en tela de juicio aquí utilizando el adverbio “supuestamente” que hayamos salido alguna vez. Porque imagínese que esto no es soplar y hacer botellas, claro que no. Argentina, nos guste o no, es un país insertado en un mundo. Un mundo global e integrado política y SOBRETODO comercialmente. El neoliberalismo estipula que la dinámica de mercado debe regular las transacciones comerciales y en forma libre dejar que los precios se establezcan siguiendo las leyes de la oferta y la demanda. Dicho así suena bastante poco cruel. Suele pasar que los tecnicismos vacían de contenido semántico a las cosas. Esto significa que si hay mucha demanda y poca oferta. O sea, si mucha gente quiere carne pero hay menos de la que se quiere comprar, el precio sube para que no tanta gente lo pueda comprar. A ningún liberal o neoliberal le importa aquí si esa persona tiene 5 años y lo necesita como parte de su alimentación básica para un crecimiento normal. Eso no es preocupación del neoliberalismo. Ahora sí, aquel tecnicismo suena un poco más vil.

En definitiva, le guste o no al gobierno de turno, el sistema económico político actual sigue teniendo grandes vestigios neoliberales. Un cambio estructural de sistema no sucede de la noche a la mañana y desde ya no es sólo una cuestión de tiempo; también requiere decisión política, social, económica y muchísimo esfuerzo por parte de los habitantes de una nación. Un esfuerzo que como argentinos, dudo que estemos preparados para hacerlo.

Traté, con el único fin de no aburrir, de evitar definir técnicamente el neoliberalismo. Solamente y porque era altamente necesario expliqué parte de la dinámica de mercado. Por suerte hay gente muchísimo más inteligente que yo en el mundo que logró definir al neoliberalismo de manera muy clara y creativa. Es el caso del Sr. Leo Masliah, cantautor uruguayo. Les propongo entonces que escuchen de su disco Textualmente 3 – “El Neoliberalismo y otros desfalcos” la canción que lleva por nombre justamente El Neoliberalismo. Presten atención porque es difícil de seguirlo.

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