Estatización vs Argentinización

Se volvió demasiado frecuente referenciar a Alejandro Sanz cuando uno quiere explicar que no es lo mismo una cosa que la otra. Pero, lamentablemente, no es lo mismo.

Los affaire de Aerolíneas Argentinas, Repsol YPF y Aysa hicieron que los argentinos incorporemos a nuestro vocabulario cotidiano el término argentinización. Un vocablo que facilita la confusión entremezclado en el contexto político latinoamericano donde predominan las apariciones de estatizaciones repentinas decididas, casi, de la noche a la mañana. Evo Morales en Bolivia apropiándose de los recursos naturales y Hugo Chávez haciendo lo propio en Venezuela con la metalúrgica Sidor (propiedad de la empresa argentina Techint).

¿Cuál es la diferencia entre estos dos términos? El primero, argentinización implica que la empresa que ahora está privatizada continuará privatizada pero en este caso con capitales nacionales en lugar de capitales extranjeros. O sea, tomemos rápidamente el caso de Aerolíneas; ahora tiene dueños españoles y pasarían a ser dueños argentinos. Esto implica que las empresas argentinizadas pasan de privados a privados y no al Estado como es el caso de la estatización.

Para volverlo un poco más gráfico como intenta hacer este blog entrada a entrada, podríamos explicarlo de la siguiente manera: si las privatizaciones fueron un cáncer para la República Argentina, ahora hacemos un canje divino y trocamos aquella enfermedad por una un poco más leve en el día a día pero igual de terminal, el SIDA. ¿Te perdiste? Tranquilo, todo a su debido tiempo.

No descubro la pólvora si digo que las privatizaciones en la década del menemato provocaron en nuestro país un caos institucional, económico, político y social. Las empresas extranjeras provocaron la fuga de capitales más importante de los últimos 50 años. Pero por otro lado hay un problema igual de terminal pero con características más leves a prima facie. La Argentina no tiene una burguesía nacional que se precie de tal. Esto significa que no tiene una clase social definida que se pueda transformar en un grupo económico constituido para así operar como factor de poder.

La supuesta burguesía argentina se ha caracterizado a lo largo de los años por no invertir ni asumir riesgos empresariales necesarios en toda economía de mercado capitalista. Esto genera cierto temor a la hora de sentarse a pensar, ver o entrever un futuro promisorio para las empresas que están siendo argentinizadas.

Pero como todo en este gobierno, lo que importa es la apariencia. Hay que aparentar progresismo para no desentonar con la combinación de colores rojos predominante en América Latina. Aquí se comienza a pecar de ignorante o cuanto menos mostrar la principal característica de los argentinos que es su afán de repetir las cosas que se dicen en los medios. Así, frases como: “¿Para qué querés estatizar si después el estado no hace nada?” están a la orden del día. Bien, sentémonos a analizar esta situación un poco. Las empresas privadas tampoco realizan inversiones y encima están subvencionadas por el estado, o sea, por el dinero que día a día, vos y yo producimos por el sólo hecho de estar inmersos en un sistema capitalista de producción. ¿No es preferible que si el asunto es gastar dinero por doquier lo hagamos nosotros? Sería como darle a alguien una gran cantidad de dinero sabiendo que lo va a despilfarrar, yo preferiría ser el protagonista de ese derroche.

Les pido disculpas si muestro la hilacha aquí al decir que estoy a favor de la estatización y no así de la argentinización pero realmente y aunque el estado argentino se haya cansado de dar pruebas de inoperancia también lo hicieron los empresarios y lamentablemente mantengo esa utópica idea de que si algo pertenece al estado ME/NOS pertenece.

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