Tercer tiempo, un gran negocio

Mientras más lejos del Obelisco suceden las cosas menos repercusión tienen a nivel nacional. Pareciera ser que el mapa nacional de los medios de comunicación termina en la Avenida General Paz.

Bien, este blog intenta diferenciarse de estas cosas así que abarquemos otras cosas. Tampoco es costumbre de este blog hablar de deportes pero esta como alguna otra entrada será una excepción.

El rugby es un deporte amateur. Esto significa que no se lucra por esta actividad. Los jugadores de los equipos argentinos son profesionales que tienen otros trabajos para sustentarse económicamente. Los más famosos perciben algún ingreso por publicidad y los más afortunados y talentosos buscan nuevos horizontes en países donde el deporte está profesionalizado.

En la ciudad de San Pedro está sucediendo algo increíble. La UROBA, que es la Unión de Rugby que nuclea a los equipos que participan en la zona oeste de la Provincia de Buenos Aires, le pide al equipo de la ciudad, Tiro Federal 80.000 dólares para desafiliarse.

Tiro Federal recibió una invitación de la URBA, una liga mucho más competitiva, para participar en ella. Por supuesto que decidieron realizar el cambio y cuando fueron a pedir el papeleo requerido a la Unión a la que por ahora pertenecen el sorpresivo monto fue estipulado. Los argumentos por parte de la UROBA son vagos. Según las declaraciones de su presidente, deberían pagar en concepto de indemnización por todo lo que la unión aportó al crecimiento del equipo. Difícil de entender que una entidad pueda colaborar al crecimiento de un equipo que desde sus comienzos se sostuvo gracias a la fuerza de trabajo de sus socios. Aquí, el principal referente de Tiro Federal escribió una carta que vale la pena publicar.

“Una historia increíble”

Les voy a contar una historia que a más de uno le va a sorprender y me gustaría que la difundan a toda la gente de rugby, de nuestro rugby.
Mis comienzos en nuestro amado deporte fueron por el año ‘84 en el Club Gimnasia y Esgrima. Tiempos hermosos en los cuales uno se metía en un micro ya vestido para jugar con un “frío machazo” y sin importar donde o contra quien jugaba, tiempos en los cuales se cantaba en el micro y los entrenadores eran jugadores de la división superior que luego de jugar el sábado, dedicaban el domingo a acompañar a las quintas o cuartas de ese entonces.
No había sponsors ni coaching, cada uno tenía su camiseta, sus botines Ocelote y su buzo, nada más.
En ese entonces mi club, a pesar de ser una institución histórica, no pasaba por un buen momento: su división superior transitaba a duras penas por la llamada Tercera Clasificación. Así fue que chicos con edad de juveniles fuimos promovidos a la superior; tiempos en que limpiábamos nosotros mismos el tercer tiempo, las compras también las hacíamos nosotros. Todo ese sufrimiento hermoso nos fue hermanando y con mucho sacrificio unos años más tarde, precisamente en el ‘96, ascendimos a Primera.
Ya teníamos mas gente (inter y pre), la Comisión nos hacía todo y solo nos dedicábamos a jugar. Nos dimos, y me di el gusto, de jugar contra todos los equipos de Buenos Aires. A eso le sumé el orgullo de que los dos últimos años fui capitán de la Primera.
Corría el año 1997 y la vida me llevó a radicarme en la ciudad de San Pedro (bah, mi mujer, jaja), con 28 años y todavía con muchas ganas de practicar rugby.
Me encontré con “Los Biguá” de San Pedro, un club de gente espectacular que si uno creía que hacía sacrificios para jugar, ni remotamente se comparaban con lo que hacían estos chicos.
Participaban ya en ese entonces en la UROBA, Unión que nuclea a los clubes del Oeste de la Provincia de Buenos Aires (Junín, Chivilcoy, Bragado, 9 de Julio, Carlos Casares, Chacabuco y otras diez ciudades). Cada fin de semana, tres divisiones del club partían para hacer viajes de no menos de 400 kilómetros (una locura, pero por un capricho geográfico San Pedro había quedado afuera de Buenos Aires, de Rosario y la Unión del Río Paraná), así que no quedó otra que participar en esta.
Los mismos chicos marcaban la cancha, limpiaban los vestuarios, compraban y servían el tercer tiempo y todo lo que se les ocurra; era personalmente retroceder a mis comienzos pero la verdad es que me encantaba.
Tal es así que jugué diez años más (hasta el 2006) en la División Superior, de la que también fui entrenador durante cinco.
El tiempo y el trabajo nos fue haciendo más importantes en la zona, logrando muchos campeonatos, hasta terminar en el 2006 y 2007 ganadores en todas las divisiones (el único club que nunca dio falta ni dejó de ir a ningún lado).
Pero algo se estaba quebrando; durante el año 2007 por falta de competencia, la M16 jugó nueve partidos, la M18 jugo seis y la superior doce. Las infantiles solo realizaron cinco encuentros.
Esto, sumado a los 27 años ininterrumpidos como club, a los 210 jugadores actuales y a la aceptación por parte de la URBA al club Baradero, nos llevó a soñar con nuestra llegada a Buenos Aires sabiendo que el primer año de probation (como lo llaman) debíamos resignar la localía (la hacíamos en Zárate).
Y nos subimos, presentamos nuestra desafiliación de UROBA, el libre deuda, los aptos médicos y hasta la plata del fondo solidario. Estaba todo encaminado; participábamos durante el 2008 con todas las infantiles, M16 M17 M19 y Superior. Hasta acá todo hermoso y redondo.
Nuestra realidad actual nos indica que ya se jugaron 2 fechas de los torneos juveniles de la URBA y nosotros seguimos en veremos, todo tiene una causa.
En la última reunión de Comisión de UROBA, se dictaminó que San Pedro debía abonar a la UROBA la suma de 5.000 dólares por cada año en que había participado de sus torneos, o sea, 80.000 dólares.
¿Por un resarcimiento económico hacia la Unión?
Al enterarse de esto, la URBA, frenó nuestra inclusión hasta que no se arregle el tema, quedando, según ellos, en manos de la UAR.
Una locura... ¿Se olvidan acaso que este es un deporte amateur sin fines de lucro y totalmente formativo?
De más esta decir que la medida es antirreglamentaria, anticonstitutiva y que no se puede legislar hacia atrás. Lo más triste es que en el medio hay 200 chicos que siguen entrenándose martes, jueves y sábados con una ilusión enorme a partir de todo lo que representa para ellos Buenos Aires (ciudad que muchos ni siquiera conocen).
En todos los entrenamientos me preguntan: y Peto, ¿entramos? A mi se me parte el alma. En estos momentos soy el entrenador de las Juveniles y pocas veces he visto tanto amor y dedicación por el rugby.
Chicos que no entienden de asambleas, uniones, votos, interior-Buenos Aires, profesionalismo, sponsors, coaching y “la mar en coche”.
Ellos quieren jugar al rugby como lo hicimos nosotros; por amor al rugby, a la camiseta, al club y a sus amigos. Nada más.
Todos dicen que esperemos que ya se va a arreglar. El rugby me formó como persona y me regaló hermanos para toda la vida. No les quitemos esa posibilidad. Es algo que no puedo creer.
Discúlpenme; me desahogué con ustedes. Lo único que sé es que mañana hay entrenamiento y hay que llegar puntual por que van a ir todos (haga frío, haya humo, caiga lluvia,...y sin saber cuando van a jugar).
Vamos a hacer un entrenamiento espectacular por todos nosotros.
Gracias.

“Peto Ramognino”.
DNI. 20477365

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