Escribir por escribir...

Hace muchísimo tiempo que no realizaba este ejercicio. Sentarse frente una página de word en blanco y comenzar a deslizar los dedos por el teclado sin saber hacia donde nos va a llevar esta actividad. A veces cuidando las formas, los puntos, las comas; dejando que sea el uso del idioma el que conduzca esta experiencia.

De que hablar, o mejor dicho, que escribir cuando uno escribe por escribir. Creo que el hecho de escribir es catarsis pura. Realizar esta actividad lúdica implica comenzar a desandar sobre los estados de ánimo personales. Uno refleja poco a poco en el papel la situación en la que se encuentra el corazón.

Una feliz incertidumbre es la que me ahonda por estos momentos. La vida está tomando caminos completamente inesperados y yo, desde aquí, maniobrándola. Tratando de conducir los torrentes de emoción sin necesidad de combatir al destino, sólo forjarlo. No soy de creer en el destino pero sí creo fervientemente en el deseo.

El deseo nos marca el camino. Suele ser mucho más sencillo y más fructífero cuando nos hacemos cargo de este deseo e intentamos conducirlo. Sería algo así como ese auto que nos ayudará a recorrer los kilómetros de la vida. Podemos vivir intentando esquivarlo constantemente o, lo que es peor, viajar en el asiento del acompañante observando como el volante tambalea solitario. La otra actitud es la del conductor; sentarse frente al volante, palanca de cambio en mano e ir manejando nuestro deseo.

Muchas veces el uso de metáforas nos sorprende explicando cosas que desconocíamos de su existencia. Suele ser un gran problema por estos tiempos, la ansiedad. Hoy que el stress es la gran vedette de las clases medias y altas, todos vivimos una vida “fast”, apurada, vertiginosa. Como todos sabemos, siempre es conveniente manejar prudentemente; esto también aplica al deseo. Hay que manejarlo prudentemente, sin prisa pero sin pausa. Orientarlo por la ruta correcta para que pueda ir hacia allí, hacia donde queremos ir pero también regulando las velocidades para no acabar estrellado contra una pared.

Aprender a manejar lleva su tiempo. Mucha práctica. Por mi parte, recién empiezo. Cuesta, no es fácil, pero me deja una sensación de satisfacción saber que, como suele decirse, una vez que se aprende no se olvida más. Quizá una buena técnica para aprender a manejar el deseo sea justamente esta, ESCRIBIR.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Conduzcamos nuestro propio auto-movil!!
Suerte! Disfrute!! De la brisita en la cara...la fresca...y del cambio de rumbo si fuese necesario...pero Disfrute!!

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