Oh... Bama


Chorrea azucar negra de los televisores. Empalagan desagradablemente los conductores con la mirada puesta en la posteridad. Saturan los "sabelo-todo" realizando extensísimos análisis desde un supuesto y dudoso saber. Apesta la cobertura mediática que recibieron estas últimas elecciones en Estados Unidos.

Vota el imperio, claro que importa. Segun los datos, las cifras y todo el circo descripto en el párrafo anterior estas elecciones fueron históricas. Hubo un récord en el número de votantes y sin embargo no fue por eso que estos sufragios poseen esta característica digna de posteridad. Lo que los hizo pasar a los libros antes de que estos sean escritos es un simple dato de color; de color negro.

El racismo encubierto del gran poder mediático no deja de ser asquerosamente sorprendente. Ganó Barack Obama y a esta altura, está claro, no es noticia. En la calle se vive un clima de felicidad inusual y poco explicable. En Argentina, la gente parece estar contenta. Aparentemente es algo positivo que un presidente negro gobierne la primera potencia mundial.

Sin embargo, a lo lejos, o no tanto, se vislumbran enormes interrogantes. ¿Cuál es la diferencia? o una pregunta quizá un poco más incómoda ¿Por qué hacemos la diferencia? ¿En qué cambia que el presidente de Estados Unidos de Norteamérica reciba un tono más oscuro en el reflejo del espejo cada mañana?

Es un deja vu constante. Se asemeja a aquella ridícula frase que dice: "Yo no tengo ningún problema con los homosexuales, es más tengo un amigo que es puto y todo". Frase retrógrada si las hay. O aquella que generaliza a todas las personas de religión judía que seguramente resuena en la cabeza del lector en este instante.

Resultó agoviante en estas semanas escuchar, una y otra vez, referencias al factor racial como una particularidad central de Barack Obama. Sin embargo nadie se pregunta cuál es el verdadero motor que conducirá a ese supuesto cambio que, él predica y presuntamente impulsa.

Señoras y señores, después de tantos años la ciencia ha evolucionado. Resulta indignantemente doloroso que se siga haciendo referencia a la raza; que desde los grandes medios masivos, que ostentan esa enorme capacidad de permear a la sociedad en su conjunto, no se entienda que nuestra raza es una sola, EL SER HUMANO.

Sería más humano, precisamente, sentarse a reflexionar que si lo único que hay para pensar es en el color de la piel y que en ese ridículo detalle radica el cambio, entonces NO CAMBIO NADA.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
muy bueno el artículo sobre Obama Quique, parece mentira que en el 2009 muchos se cuestionen la capacidad de liderazgo por la raza...en La Nación me habian censurado un comentario porque alguien justamente mencionaba uh es negro eh!a lo cual respondí citando parte de su formación académica...entonces chau, comentario reportado y censurado? por qué?? idiotas hay de todos los colores...

Lu
Enrique Pareta ha dicho que…
Gracias Lu por llegar hasta el blog y dejar tu comentario. Sigue siendo ridículo la cobertura que se suele dar en estos casos. Ya pasaron varios meses del gobierno de Obama y demostró que no hubo muchos cambios en relación a la forma de liderar a la primera potencia mundial. ¿Trabajás en La Nación? ¿Cómo llegaste hasta este blog? Si tenés ganas contame algo más de vos.

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