Colorín decolorado

Frente a dos argumentos contrapuestos el individuo tiende a tomar partido por uno de ellos. Incluso aquel que realiza el esfuerzo intelectual de sopesar los puntos a favor y en contra de cada uno de ellos se inclina por aquel en detrimento de este.

"Boca es mejor porque... No, River es mejor, no viste que..." La lista de ejemplos es enorme e interminable.


En lo que tiene que ver con las apreciaciones estos entredichos no traen más consecuencia que algún desacuerdo más o menos duradero entre dos o más personas. No resulta relevante para nadie si el café es más rico con o sin azucar o si el chorizo debe cocinarse a la mariposa o si esto es sólo para los que no manejan el arte de asar.


El problema es cuando el juicio deliberativo se realiza sobre una persona y sus acciones. Los medios generan en esto un efecto muy particular. El delincuente lo es porque lo dictamina (a la velocidad de las grandes redacciones) un elegante graph del Siglo XXI cómodamente ubicado en la parte inferior de la pantalla. Todavía no ha ido a juicio, ni siquiera se ha presentado una denuncia pero la institucionalidad republicana es groseramente secundaria. Un tonto es aquel que se le ocurrió esa ridículo frase que dice: "Toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario"; debería ser reescrita en estos términos: "Toda persona es inocente hasta que a los medios les aburra" y ahí estaría algo más cerca de la realidad.


Uno de los delitos más aberrantes que existen es el de la violación. Incluso entre los propios reclusos se condena a aquellos que caen en la práctica de tener relaciones sexuales con otra persona sin el debido concentimiento. Esta aberración lleva aparejada una condena social implícita y explícita que estigmatiza a la persona y la lleva a ser despreciado por toda la ciudadanía. Cabe preguntarse frente a las consecuencias sociales que tiene ser acusado de violación algo básico: ¿Qué pasa si no es cierto? ¿Qué pasa si se comprueba que el hecho no existió? ¿Qué pasa si la supuesta víctima confiesa que todo era una farsa? Dos alternativas posibles: Se reconstruye la imagen social del acusado o se oculta la información para continuar con el estigma polémico que suele resultar considerablemente más redituable para las empresas mediáticas.


Lamento informarles que, en la mayoría de los casos, la segunda opción prevalece sobre la primera. Lo seguirá siendo. Continuará bajo sospecha porque el revuelo fue tan grande como los números que arrojaba el rating y resulta más negocio sostener nuestra inclinación sobre ese argumento, falso pero rendidor. Tomar partido y organizarlo pasan a ser la misma cosa.


Después de un análisis corto, seguramente escaso de fundamentos, probablemente de poca consistencia pero decididamente creible sólo queda mantener las esperanzas. Ojalá algún día llegue a nuestra visión el color, ojalá dejemos de empeñarnos en mirar todo de la misma manera, en BLANCO Y NEGRO.





PD: Nunca fue mi especialidad la música por eso decidí realizar, por mi parte, este sencillo homenaje. ¡Gracias genio!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
interesante doctor Quique!
Che, escribi mas seguido que sino me aburro en el laburo!
un abrazo

Omar

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