Tlatoani

Grandes cambios se producen en grandes momentos. Varias veces me resulta irreconciliable encontrarme una y otra vez conmigo mismo tratando de entender que es lo que me pasa. Adonde estoy parado, qué quiero hacer, qué cosas no quiero hacer.
En fin, creo que fue importante esperar a esta entrada número 100 para hacer un viraje importante en este blog que acompaña las emociones de mi vida desde hace ya tres años.
Como se puede observar he cambiado el nombre del blog y hasta me animé a realizar un pequeño banner en la parte superior que deja bastante que desear pero es mío, lo hice yo y eso me llena de orgullo.
La denominación anterior tenía cosas muy precisas (las que permanecen) y algunas bastante delicadas. Se me había ocurrido llamarlo "Periodismo y otras yerbas" y en estos últimos tiempos me ha empezado a hacer muchísimo ruido la palabra Periodismo. Hubo varias publicaciones periodísticas en este blog pero sin ningún lugar a dudas abundaron las "otras yerbas". He empezado a preguntarme acerca de este "ser periodista" que ha reinado en mí en estos últimos años porque he llegado a pensar que realmente no se que soy. He tenido muy claro desde que nací prácticamente lo que otros consideran que soy y lo que otros quieren que sea. De hecho, tan claro ha sido para mí que supe adaptarme a esos designios y mandatos de manera admirable.
Mi gran capacidad de adaptación radica en ser el primero que se cree eso que es (o que no es...) y a partir de allí la composición del personaje se vuelve tan real como aquella sentida actuación de ese gran actor en esa destacada obra de teatro.
No se muy bien qué soy ni a qué me quiero dedicar. Tengo claro, sí, que no quiero que nadie me venda lo que debo o no hacer, me muero de ganas de poder descubrirlo yo. Les confieso amigos y amigas que no resulta para nada simple este periplo.
Cuento con pocas armas para enfrentar tamaña gesta pero hay una de ellas que es la que le da nombre a partir de ahora a este humilde espacio de refugio intelectual que empecé hace ya un tiempo bastante largo.
Mi principal herramienta en la vida es el "habla". Utilización, exploración, degustación, disfrute, sufrimiento, encantamiento, usurpación, creación y aprendizaje de la palabra. De ahí el nombre del blog (y de esta entrada) "Tlatoani".
Según la definición del idioma azteca "Tlatoani" significa "el que habla"; o sea YO. Luego, por cuestiones políticas de una de las sociedades más evolucionadas del mundo precolombino (y de este mundo creo que también), se comenzó a llamar Tlatoanis a los caciques o líderes políticos de sus pueblos cosa que no viene al caso aquí; detengámonos en la definición literal.
Lo único que tengo en mi haber es "el habla" es lo único que sé que lo sé hacer y que además me gusta hacerlo. Todo lo demás está por explorarse y así será. Durísima empresa me propongo en este año 2010. Extraño cuando los deseos y augurios para el nuevo año eran algo más banales y simples. Acompañenme en este periplo porque la soledad, aunque a veces es necesaria, suele aterrarme casi siempre. Una vez más, sean bienvenidos.

Comentarios

Verona ha dicho que…
Hermano!
Te acompaño, asi como también acompaño la doble ascepción de la palabra azteca (no casual) porque el que habla tiene el poder de "decir". De crear conceptos...de transformar...-se-
Raph, desde el pie de la barranca. ha dicho que…
Me cabe Quique Pareta, porque es un tipo al que dan ganas de abrazar...

Entradas populares de este blog

Luis XVI y María Antonieta

Las palabras dicen muchas cosas

Un tango para Serrat