Siempre está

Hace ya bastante tiempo el ser humano descubrió que la tierra tarda 365 días en dar una vuelta entera al sol. Esto decidió llamarlo “año”. Siempre tuve un debate filosófico interno sobre que es lo que cambia la ruidosa noche del 31 de diciembre cuando el reloj abandona su rutinaria posición de las 23:59:59 para pasar a dictar las 00:00:00. Parece ser que nada.
La subjetividad le da a ese segundo, a ese ínfimo instante todo el valor que jamás podría tener. Así se fue el 2010, así llegó el 2011. Raro, rarísimo. La predisposición generó otro tipo de experiencias. Cuando jugaba al basquet aprendí que esperar a un contrincante bien parado aumentaba mis posibilidades de éxito.
El 2010 me agarró mal parado, desordenado física y mentalmente. Buscando un rumbo por una senda extraña que ahora juzgo equivocada. No estaba ahí mi destino. El 2011 pudo verme con los dos pies en la tierra y con el alma en el cielo. Observando con un ojo y soñando con el otro.
Así las cosas en este verde y joven año que aún no tiene dos dígitos ni en sus días ni en sus meses y ya se brinda súbitamente. Se muestra elegante, excelso, rozagante y con ganas de más, muchísimas ganas de más.
Y acá está él… Siempre está, lo abandoné, lo ignoré, lo dejé de lado, lo olvidé, lo recordé, lo miré de lejos, lo miré de cerca, lo mime, lo odié, lo insulté pero acá está, firme como rulo de estatua.
Este blog no recuerda mis palabras, las tiene ahí, todas las anteriores pero aún así, no las registra. Se merece tener otro tipo de atención, otro cariño y lo cierto es que las buenas experiencias de este 2011 me invitan a ser algo más reflexivo. Y ahí él es más protagonista.
Los invito a que sigamos este 2011 reflexionando a la sombra de las opiniones, a la luz de las discusiones, a merced de los argumentos; en función de los otros para enriquecernos a nosotros mismos.
Bienvenidos a este 2011…

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