Lágrimas pentagramadas

Te veo y sigo sin poder creerlo

Parte de la música lleva tu impronta, tu suero, tu sangre, tu rabia, tu celo, tu belleza. Siempre estuviste entre los míos, nunca fuiste único, pero siempre estuviste ahí. Supiste aparecer entre penumbras mostrando parte de tu alma y socabando el horizonte. Recuerdo tu aparición más importante, allá en mi vida. Corría el año 2006 y había que tomar una decisión. Buscaba dedicarme a aquello que tanto amaba y las primeras frases de Bajan me dieron justo lo que andaba necesitando. Hoy mi postura es diferente, estoy en el camino de crear, sentir y ejecutar un instrumento, dedicándome a la música, buscando por ahí una respuesta.
Estaba al aire cuando me tocó dar esta noticia que jamás hubiese querido dar y entre líneas, me hiciste ver que ya no estoy para estos trotes. No pude pensar en notas, ideas, cosas para hacer; tuve ganas de llorar y mis ojos cumplieron su voluntad. Un homenaje de varios minutos y al baño a mojarse la cara para seguir atrozmente con este show.
No puedo conmemorarte, sufro al agarrar mi fueye y darme cuenta que me sorprendiste cuando todavía no puedo dedicarte más que un pequeño y tibio lamento en Re menor que me pregunto si escuchás desde allá en donde estás.
Hoy, estoy en otra situación, parado en otro lado y, tal vez (no se, decime vos) esté en el mismo lugar porque una vez más, pusiste un pasacalle en las veredas de mi vida para que yo lea sin dudar: “Tengo tiempo para saber si lo que empiezo, concluye en algo”.
Y así, lo tuyo concluyó. Nos dejaste tu alma en cada tema, tu sabiduría en cada oración, tu poesía, tu sencillez, tu soltura, tu simpleza, tu displicencia ante lo solemne, tu manera de ser, tu forma de no ser, tu legado, tu fuerza, tu brillo, tus caricias, tus encuentros, desencuentros; dejaste tantas cosas que jamás te vas a poder ir. El alma de millones de personas en este planeta te tienen secuestrado.
Andá a buscar a tu muchacha, volá con esas hojas en el viento, amalgamate dentro de aquella gran superstición, demostranos que las cosas bajan, fijate porqué Ana no duerme y comprobá si es verdad que Laura va, nosotros seremos tus viejos ratones del tiempo, hubiese sido genial que vivas doscientos años y vaya uno a saber porqué te fuiste ¿Será que la canción llegó hasta el sol?

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