¿Fútbol?

En las últimas semanas se produjeron tres episodios de violencia relacionados con el fútbol. Un deporte cada vez más alejado de las canchas y cada vez más regulado por las leyes del mercado.




Los grandes medios nacionales suelen funcionar en bloque fijando la atención en aquella información que sea más vendible como producto. Por eso, algunos temas que son de considerable importancia pasan de refilón y desaparecen cuando otro “producto informativo” copa la parada como suelen decir aquellos viejos porteños de buena cepa.

Dos por uno es negocio
Cuando la previa del partido entre San Lorenzo y Velez, estaba por terminar un hincha de la parcialidad visitante fue brutalmente asesinado. Con buen tino, los jugadores del equipo de Liniers decidieron no jugar el partido con lo cual el arbitro del cotejo no tuvo otra opción más que suspenderlo.

Aquí ocurre algo curioso. La Asociación del Fútbol Argentino ni se dio por enterada de la situación y permitió que se siguiera jugando la fecha. Sí, como se lee. El fútbol no se suspendió, la pelota siguió rodando. Esto sería una aberración y hasta se podría afirmar que es una exageración por parte de este periodista manifestar que le produce asco esta determinación. Sin embargo, no es un exabrupto ya que los hechos demuestran a las claras las consecuencias de la NO decisión (que siempre en estos casos es tan importante como decidir). El fútbol siguió y en un partido entre Huracán y Boca hubo más de un centenar de detenidos y un herido de arma blanca. Un episodio que de milagro no terminó en una tragedia de mayor magnitud.

Cabe preguntarse entonces. ¿Qué sentido tiene esto? ¿Dónde quedó el deporte? ¿Por qué se siguen realizando estos tejes y manejes mafiosos? Tejes y manejes que sólo se pueden entender desde una lógica predadora que expone vilmente el desprecio que las autoridades competentes tienen sobre la vida de las personas.

Fútbol, cultura y poder
Claro, aquí las miradas pueden apuntar a la AFA como principal organismo involucrado pero tratemos de analizar esto desde un punto de vista más macro. Pensemos también que intervienen aquí los estados provinciales y el estado nacional que son los encargados de proveer la seguridad en los espectáculos deportivos. Tampoco desde allí se tomó una determinación que hubiese podido obligar la suspensión del resto de la fecha.

Sería de una ignorancia sin precedentes considerar a este artículo como anti-fútbol. En todo caso, en tren de clasificarlo debería ser considerado PRO-fútbol. El fútbol como deporte, como espectáculo donde uno puede ir a deleitarse con la habilidad de aquellos que se desempeñan en el campo de juego. Pero algunas personas miran esto con cierta simpatía y lo consideran parte del folklore y la cultura popular de nuestro país. Realmente resulta repulsivo este razonamiento. Llamar cultura a este tipo de mecanismo de violencia y operativa empresarial parece un insulto a la inteligencia de la población.

Un fútbol que hace tiempo viene eligiendo a sus ganadores y perdedores, hace tiempo viene eligiendo que se ve y que no por televisión, hace tiempo viene eligiendo que se paga y que se “regala” y ahora parece elegir que vida importa y cual no. La televisión dicta el ritmo del deporte.

Todos los que me conocen me reclaman sobre mi desinterés por el fútbol. Realmente resulta complejo explicar, en este mundo machista y desde mi condición de hombre, que solía interesarme el fútbol hasta que me volví una persona más sensible. Hasta que una pelota pasando por debajo de tres postes y reposando en una red ya no me pudo hacer olvidar que había gente que se enriquecía a costa de que otra gente deje su vida, sábado a sábado y domingo a domingo evocando un supuesto folklore que le da “color” al espectáculo. Desafortunadamente el color del fútbol es cada vez menos verde césped y cada vez más rojo sangre.

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